27 abril 2009

El orden y el miedo en chile parte I.





“Los chilenos Preferimos vernos como graníticos, sólidos, fríos, confiables, racionales, impertúrbales.”

Así de esta manera no es de extrañar que entre los personajes históricos que mas se respetan están, los Valdivia, Los Ohiggins, los Manuel Montt, los Andrés Bello, entre otros.
Incluso, las veces que no nos queda más alternativa que admirar al díscolo, lo terminamos por aceptar, pero torciendo un poco la historia, adecuándolo hasta convertirlo en un clon más del prototipo emblemático antedicho, de ahí que Portales se haya transformado en un superhombre, de ahí que nos reconciliemos con Alessandri.

Por el contrario repudiamos a todo aquel con espíritu anárquico, revoltoso o perturbador, debido a la línea de pensamiento que ha calado fondo entre nosotros.
A toda esta gente perturbadora del orden la juzgamos como una sarta de locos, dementes, inestable e incorregibles, una anomalía social.

Así bien todo aquel que perturbe el orden social es el errado, mientras que las elites gobernantes se encargan de diseminar controles sociales a través de diferentes medios.

En efecto a chile le encanta sentirse así de “supeditados”, sentirse orgullosos de esa soberanía de creer ser el país más estable de América latina, el más cercano al desarrollo “El Pueblo Elegido”.

Esto nos dice bastante de la especie de orden que apreciamos; aquel orden autoritario, predicado desde la conquista hasta nuestros días, aquel autoritarismo legitimado socialmente como el orden que nos llevara al progreso.

Pero a su vez al sentirnos al resguardo, estamos todo el tiempo un tanto espiritados, porque en lo más profundo sospechamos que en cualquier momento se alteran los ejes que nos soportan y refuerzan.